Es curioso que en esta época que nos ha tocado vivir, de la comunicación inmediata, estemos cada vez más encerrados en nosotros mismos, menos comunicados.
Este medio, internet, invita al diálogo, aunque sea virtual; pero sino, nuestra comunicación se basa en plantar los ojos ante un televisor que nos trae las imágenes de los últimos acontecimientos, o ante un periódico o revista. Pero olvidamos a esa persona que quizá esté sentada en el sofá, muy cerca de nosotros.
Cada vez, según el tiempo transcurre, leemos menos en la naturaleza, en sus signos; o nos pasa desapercibido lo que ocurre en el corazón de esa persona que nos quiere, a la que nosotros decimos querer.
¿Para qué profundizar en el amor, o en los sentimientos, si la vida es un suspiro, y como tal se nos irá? ¿Para qué preocuparnos de alguien, habiendo tantos otros de los que no nos tendremos que ocupar?
Sakakrah
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