miércoles, 19 de mayo de 2010

Hay demasiadas cosas...


Hay demasiadas cosas que recortan la libertad, pero los principales causantes somos nosotros mismos que nos encadenamos con nuestra moral, con la dependencia de pertenecer a determinados grupos, sean políticos, religiosos, u otros.

Nuestro pensamiento y sentimientos, sí son libres, porque ahí, si queremos, podemos negarle el paso a la influencia del resto.

Sakkarah

6 comentarios:

  1. Cuanta razón tienes la mayoria de veces somos nosotros mismos los que no vetamos, nos ponemos limites, nos coartamos, por pensar demasiado las cosas, o dar demasiada importancia al que diran...debemos romper nuestras cadenas...
    besitos

    ResponderEliminar
  2. Hay mucha razón en tu mensaje Sakkarah, si nosotros rompiéramos esas cadenas que nos atan y diéramos libertad a nuestros pensamientos.... ainssss, algunas veces yo lo hago pero se en demasía que suelo ser chocante o quizás incomprendida será por eso que a veces.....callamos :(

    ResponderEliminar
  3. Yo no me coarto nada, si algo me molesta lo digo no me importa el que dirán.
    Se les desorbitan los ojos a algunos
    pero al pan pan y al vino vino.
    Podés escuchar al otro, pero no te debe indicar como actuar, yo los freno de buena manera pero firme.
    Un beso

    ResponderEliminar
  4. Se ceden tantas cosas en esta vida en pos de un anhelo, que cuando te ves mermada de tu libertad de expresión y reclamas resulta que la caña se quiebra y se va todo a la porra.
    No se puede vivir siempre bajo un sometimiento impuesto.
    Yo también digo lo que pienso y así me va jaja.
    Besos

    ResponderEliminar
  5. I love your train of thoughts, very real and touching..
    xx

    ResponderEliminar
  6. Una verdad como un templo, la moral nos ata, la responsabilidad nos somete, la sociedad obliga, la familia encadena y así vamos por la vida con las alas de la liberdad rotas.

    Afortunadamente, en mi caso, pude disfrutar de una actividad laboral que me permitió durante más de veinte años viajar constantemente por media Europa y comía cuando sentía hambre, dormía cuando tenía sueño, iba de copas, o podía leer sin ser interrumpido ¡qué gloria! Siempre he sido consciente de que la vida se puede terminar a la vuelta de una esquina y con ella se apaga el mundo, así que supe vivirla en cada minuto mientras pude.

    Gracias por recordármelo, Sakkarah, me da gusto leerte porque siempre me dejas un mensaje con tu palabra.

    Besote
    ........Carlos

    ResponderEliminar