Se dice que no hay que temer al ridículo, que eso nos hace no poder vivir en plenitud; pero el ridículo existe, y algunas veces, no es que tú pienses que lo haces, sino que realmente es así.
La ridiculez puede producir risa, puede rozar con el absurdo, y producir incluso un sentimiento de humillación.
Sakkarah
Yo nunca hago el ridículo Sak, actúo convencida entonces en mi cabeza no lo es, será para mentes estructuradas
ResponderEliminarsupongo que no aceptan a los demás como verdaderamente son.
Besos
Eso es bueno, Aurorainés.
ResponderEliminarNo todo el mundo acepta a los demás tal y como son...
Muchos besos.
Ay, sí, Sakkarah, el ridículo es parte íntima de la vida!... Y no es el fin del mundo hacerlo de vez en cuando! Jajaja!
ResponderEliminarBesos tiernos para ti!
Jajaja, Public, menos mal...
ResponderEliminarMuchos besos.
Cuanto mas mayor me hago menos sentido del ridículo tengo.
ResponderEliminarLa cantidad de cosas buenas que me perdí por un infundado miedo a hacer el ridículo, ahora no me las perdería.
Un beso.
Es cierto lo que dices Od, con el tiempo el sentido del ridículo se va superando y unas de las claves es sin duda aprender a reírse de uno mismo. Todos metemos la pata de vez en cuando, bueno, algunos más que otros como es mi caso, pero aún así, cuando la metes, pues se le debería quitar importancia. Creo que no hay que tomar muy en serio nuestras imperfecciones.
ResponderEliminarEste si que es un buen consejo para los perfectos imperfectos o los imperfectos perfectos...
Besotes
Clari
A veces nos pasamos demasiado tiempo en procurar portarnos como queremos que nos vea la gente por temor al ridículo.
ResponderEliminarY muchas de esas veces es tiempo perdido. Lo mejor, creo yo, es ser lo más natural posible...aunque haya gente que ni así nos acepte.
Ell@s se lo pierden jejejeje
Besos
Alba-Lunay
Od, Clara y Alba, creo que las tres tenéis razón. Venis a decir lo mismo.
ResponderEliminarMuchos besos para las tres.