
Dice Bucay, que la existencia no admite representantes.
Es cierto que cada uno debe hacer lo suyo, y sacarse el mismo las castañas del fuego. Hay que ser lo más autónomos posible. Uno es el que me jor sabe como llevar a cabo las cosas que necesita. Si delegamos en el otro, es algo parecido a vendernos, porque siempre andaremos debiendo favores.
También es verdad, que no confiar nada a nadie, y querer acapararlo todo, nos termina estresando, y merma la solidaridad.
Sakkarah
Existencia